La temperatura del agua influye sobremanera en la actividad del pez, aletargándolo en el fondo on las bajas temperaturas invernales (periodo de hibernación), sobre todo los individuos menores, o activándolo cuando el agua ronda los 20ºC, provocando una apertura desmesurada de apetito. El rigor de las temperaturas estivales hace bajar su actividad, pero sin llegar al extremo del invierno. Es por ello por lo que en climas suaves sin invierno, el black bass no detiene su crecimiento en todo el año. En definitiva, necesita un régimen cálido de temperatura del agua en el que se asegure como mínimo una estación en la que se alcancen los 18ºC en las aguas donde habite.
Por otro lado, científicos estadounidenses han investigado como variable el pH del agua, tratando de encontrar en este factor un indicador más importante en la conducta del centrárquido que la temperatura o el oxígeno disuelto en la misma. Se ha encontrado, por experiencias diversas, que aquellas zonas de la masa de agua que tienen un pH comprendido entre 7 y 7,9, es decir, entre neutras y ligeramente alcalinas, son las más adecuadas para el desarrollo de este pez. El índice de acidez o alcalinidad de las aguas está sujeto a diversos factores, como la naturaleza de la cuenca, si es caliza será alcalina, en tanto que las silíceas son ácidas; la lluvia, por ejemplo, que suele llevar CO2 disuelto, hace el agua más ácida, en tanto que la fotosíntesis de las plantas, que se produce cuando la insolación es fuerte, la convierte en alcalina.
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Récord del mundo |
La geometría de las orillas y su relación con la freza, es otra variable importante a la hora de valorar un hábitat determinado, especialmente embalses. Las orillas pobres en vegetación y de exposición directa al viento dominante representan un hábitat impracticable para la freza de peces realizadores de nido como el black bass; por tanto, embalses de orillas irregulares, como el que muestra la figura 2, presentan una mayor proporción de hábitats resguardados que son adecuados para la freza de estos peces.
En definitiva, cualquier masa de agua calma, con temperatura cálida, no demasiado ácida y con suficiente oxígeno disuelto y cobertura sumergida, así como orillas resguardadas, será un hábitat potencial para el adecuado desarrollo de la especie.
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